21 julio 2006

Mascotas II

Merece la pena, para ilustrar la teoría de las mascotas, hablar hoy de Julio.

Julio (en la imagen de la izquierda recién pasado por el estilista para este reportaje) normalmente es un perro rastafari. Los rizos o tirabuzones le suelen colgar hasta medio metro. Al ser un perro pequeño, tal circunstancia hace que sus rastas suelan arrastrarse por el suelo, llevándose consigo todo lo que sobre el suelo se encuentre en aquel momento.


A parte de su aspecto físico que se puede colegir por la foto adjunta y el párrafo precedente, podemos describir a Julio a partir de las siguientes pautas de conducta.


Alimentación;
es un perro muy delicado en lo que a hábitos alimenticios se refiere. Sólo puede ingerir pienso canino. La ingesta de cualquier otro tipo de alimento le producen una serie de alteraciones en su organismo que se traducen en emisiones gaseosas realmente peligrosas para cualquiera que se encuentr en el entorno inmediato del animal.


Sexualidad;
un caso curioso. Si bien el perro es pseudo-virgen (su semilla fue robada sin que le produjera ningún placer a la criatura) se trata de un especimen completamente omnisexual. Cualquier tipo de organismo vivo es apto para intentar saciar su apetito sexual. Las piernas humanas suelen ser su prioridad, pero un gato, un peluche, la pata de un sofá son opciones perfectamente adecuadas para él.


Agresividad;
es un animal noble hasta extremos insospechados. De modo que no emprende ninguna acción violenta contra ningún ser sobre el que él pudiera resultar superior. Así ataca a perros mayores, que él, ruedas de coche, motocicletas o cualquier otro vehículo a motor. Dejando su integridad en manos de la rapidez de su amo para sacarle del embolado de turno.


Otras conductas; el sujeto Julio no concibe la existencia del agua. Tal circunstancia le ha llevado a no dejar de correr tras encontrar una piscina bajo sus patas, cayendo irremisiblemente en la misma. Esto no seria demasiado grave porque el perro sabe nadar durante un lapso de tiempo determinado. Concretamente el tiempo que tardan sus rizos en empaparse de agua, triplicando su peso y enviándolo al fondo de la piscina. En estas circunstancias, una vez más, su integridad física depende de forma absoluta de la rápidez de reacción de sus amos.



En el tercer y último capítulo sobre mascotas, Indy.

1 comentario:

Anónimo dijo...

media veronica:
Julio dice:"gracias por dedicarme un espacio"...ah!!!,me dice que te echa de menos y que se acuersa de tu erótica y sensual pierna...