Se me ha escapado, estaba en mi cabeza, pero se fue.
Era un cuento así de grande. Iba sobre una niña, en Praga. Era sobre una niña que recorría las calles nevadas buscando una puerta que sabía que no podría abrir.
Buscaba la puerta porque sabía que escondía un secreto, un secreto sobre sí misma que sólo ella podía resolver, si encontraba la puerta.
Sé que en el cuento la niña se encontraba con un hombre en el puente de San Carlos. Sé que el hombre era un titiritero. Sé que hablaba con la niña a través de sus marionetas y que las marionetas le decían cosas en un idioma que ella nunca había escuchado, pero que de todas formas entendía.
Sé que la niña cogía una piedra, con una tiza escribía su nombre en la piedra y la lanzaba al río. Sé que la niña se llamaba Kyla...
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